El Programa de Migrantes comienza a tomar forma a partir del acompañamiento realizado en la huelga bananera de 1994 en Sarapiquí, donde se implementan acciones para la atención a personas nicaragüenses en situación de exclusión económica y social, que son víctimas de leyes que no les permiten tener una vida digna. Ante la constante discriminación, que sufre la población migrante, es importante buscar nuevas formas de incidencia política y social que contrarresten la propagación de leyes y actitudes que dejan a esta población desprotegida.
Desde la perspectiva bíblica teológica, el compromiso con los migrantes es una responsabilidad cristiana, por lo que la iglesia debe mantenerse dentro de una dimensión inclusiva, donde la alianza con Dios implica la defensa del extranjero, debido a que Dios recuerda que: “No maltrates ni oprimas a los extranjeros, pues también tú y tu pueblo fueron extranjeros en Egipto” (Éxodo 22: 20).
En 1997 nace el primer intento de formar una alianza migrante, la cual es conformada por Migración, la Pastoral Social de Ciudad Quesada, Cenderos, Cosiva, Red de Mujeres Migrantes y Fútbol por la Vida, quienes mediante una labor informativa abordan los diferentes problemas migratorios.
En el 2011 se crea la Oficina para la Atención al Migrante, con el fin de brindar una atención personalizada y gratuita a la población migrante de La Carpio, Alajuelita y San Martín de Guápiles, de forma conjunta con el Servicio Jesuita para Migrantes y la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica. Estos espacios de asesoría han sido de gran beneficio para las familias, quienes reciben una información relevante sobre leyes y procedimientos en los trámites migratorios y procesos de reunificación familiar y elaboración de documentos para la obtención de la residencia y la divulgación de información acerca de los derechos humanos de la población migrante.
Una de las alianzas más importantes se da en el 2012 en conjunto con la Embajada y Consulado de Nicaragua, con quienes se realiza el proyecto denominado Consulado Móvil, el cual buscaba facilitar trámites migratorios y fomentar la identidad cultural mediante actividades socio culturales. De esta manera se lleva asesoría legal a las personas en sus propias comunidades, a quienes se les brindan servicios de emisión de pasaporte provisional y ordinario, inscripción de menores, fe de vida, revalidación del pasaporte, inscripción de defunciones y matrimonios.
En el 2016 se forma la Red de Migrantes de Sarapiquí, constituida por el Sindicato de Trabajadores Bananeros, Iglesia Adventista, Pastoral Social Caritas de Sarapiquí, Asociación Red de Cuido Adultos Mayores San Agustín, Dirección General de Migración y Extranjería y Registro Civil, con el objetivo de organizar actividades de capacitación a promotores locales en derechos migratorios y facilitar trámites de documentación en las comunidades de Naranjal, Cristo Rey, Pueblo Nuevo, Puerto Viejo, y posteriormente se extiende a, La Virgen y Río Frío en Sarapiquí. Para llevar a cabo exitosamente este objetivo se habilita la Casa Comunitaria en Puerto Viejo, donde se abre una oficina.
La zona de Sarapiquí es una de las regiones con más flujo migratorio a causa de la demanda por el trabajo en los cultivos de piña y banano, lo que causa un desplazamiento de personas de Nicaragua. Asimismo, en los últimos años se ha incrementado la llegada de mujeres jefas de hogar que llegan a trabajar a estas fincas. Esta situación ha llevado a la Red de Migrantes a organizarse y realizar actividades de formación en empoderamiento, talleres sobre prevención de la violencia y formalizar alianzas con instituciones públicas, como por ejemplo con el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU).
La Red Comunitaria Migrante se crea con el objetivo de ser una entidad mediadora ante las instituciones del Gobierno y las organizaciones civiles, para que, de forma conjunta, puedan abordar el tema de regularización del estatus migratorio. Uno de los proyectos que ha surgido de esta alianza ha sido la Red de Cuido de Adultos Mayores de Puerto Viejo que, en coordinación con la Asociación de Desarrollo del Asentamiento el Platanal, inicia el asesoramiento en el tema de adultos mayores que logran ingresar a Costa Rica en la década de 1970 y no habían solicitado su respectiva documentación, la cual es indispensable para ser inscritos en el país y así acceder a los servicios sociales. Los casos encontrados son remitidos al Consejo Supremo Electoral de Puerto Viejo en Sarapiquí.
En el 2017 la Pastoral Migrante extiende su campo de acción a la población indígena Ngöbe-Buglé de Sixaola, pero desde el 2014 el Programa Indígena ya venía acompañando a esta población en temas de incidencia, asesoría legal y acompañamiento pastoral en sus diferentes luchas, que van desde el acceso al agua hasta el reclamo de sus derechos laborales en las fincas bananeras.
El pueblo Ngöbe-Buglé se considera transfronterizo, lo cual significa “a través de las fronteras”. En el caso de esta cultura indígena existe entre Costa Rica y Panamá suficientes argumentaciones para considerar a este pueblo como población migrante y, para ello, parten de la lectura sobre el posterior traslado y asentamiento de personas indígenas nacidas en uno u otro territorio nacional (Morales, Lobo y Jiménez, 2014).
Ante la difícil situación económica que atraviesa esta población, a causa de la explotación en el área laboral, especialmente en las compañías transnacionales de banano, la Pastoral Migrante inicia la Campaña Acceso al Mercado Laboral, la cual pretende llevar a cabo actividades con las poblaciones nicaragüenses e indígenas de Sixaola, con el fin de educar, informar e instar a la población a defender sus derechos, como lo es el derecho a un trabajo digno y no permitir la explotación ni la discriminación laboral.
